jueves, 25 de septiembre de 2008

Un mar de coincidencias.

Fue una tarde especial. La ciudad, tramites, tiendas y un tren de regreso a casa.
En ese tren ningún asiento libre y una propuesta de ocupar el suelo.
I aquí empieza todo. Cinco personas que se acaban de conocer empiezan hablar, ideologías, experiencias, orígenes, opiniones… Y desde el primer minuto de la conversación empiezan los “yo también” y siguen presentes durante todo el viaje. Colegios, estudios, poblaciones, familiares, amigos, instrumentos... todo se convierte en casualidades y en vez de parecer una conversación entre desconocidos parece entre conocidos… Algunos observan desde sus asientos. Nosotros seguimos hablando. Sin parar. Poco a poco nos vamos separando, uno, luego dos y finalmente última parada en la que ya solo quedamos la chica que iba conmigo y yo. Nombres borrosos y un magnífico trayecto. ¿Quién sabe si no encontraremos alguna vez? Todo es cuestión de estar en el sitio y hora casual.